lunes, 27 de enero de 2014

Veinte+dos

Ya pasó mucho, muchísimo tiempo desde la ultima vez que escribí aquí, la verdad no han cambiado muchas cosas: Sigo estancada en la misma relación extraña desde hace unos años, sigo perdiendo y encontrando la pasión que tenía a los 18, sigo perdiendo tiempo en internet, sigo no teniendo un trabajo o haciendo nada para encontrarlo, bajé 3 kilos, como pura lechuga y pollo. Estoy harta de la lechuga. Tomo más agua, no tomo refresco, me leí 2 libros en vacaciones nada más porque no había nada mejor que hacer, sigo dibujando cosas cursis, sigo llenando mi cabeza de sueños que no le cuento a absolutamente nadie y en un año termino la carrera.
 En una semana cumplo 22 años y es muy gracioso que a los 16 creía que para esta edad yo estaría fuera de casa de mi mamá, con una golondrina tatuada en la muñeca derecha y mucha carrera ya hecha. Creo que la vida parece muy fácil cuando estás detrás de la trinchera de la adultez. Soy una adulta novata, apenas le voy agarrando gusto (o costumbre) a ser responsable de mis cosas y de mi vida, aprender a cocinar no es cosa fácil y menos cuando el reloj biológico te atormenta cada 3 meses porque tus amigas se están enseriando en sus relaciones, están sentando cabeza y bajándole a la inmadurez, consiguen un trabajo y viajan a lugares a los que siempre has querido ir. Me da por pensar que se me acaba el tiempo, tengo 22 sí, estoy joven pero mucha gente a mi edad ya era independiente o mínimo ya se estaba moviendo en el medio. Siento que tengo una bomba de tiempo y me pide que me apure pero en lugar de hacerle caso sólo me siento a ver la vida pasar porque así reacciono cuando me shockeo.

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